viernes, 30 de diciembre de 2011

El último kamikaze (Jacinto Molina, 1984)

Con Paul Naschy, Irán Eory, Manuel Tejada, Leticia Marfil, Mirta Miller, Alberto Fernández, Lone Fleming, José Cela, Angeles Morales, Margarita Ferrer, Luis Carrillo, Hilda Fuchs, Tony Valento, Luis Rico, Rosa Suances, Guillermo Murray, José Bódalo, Julia Saly, Pierrot (Antonio Gracia), Carlos Galifa, Adolfo Thous, Alito Rodgers, María José Pouche, Iñaque Zorbano, Braulio Dorado, Kunio Kobayashi, Vicente del Águila, Herta Schilman, Ernesto Yáñez, Silvia Gambino, Juan Martin Vidal, Maria Jose Lozano, Steve Shabaneh y Sergio Molina (n.a.).

Una de las películas menos vistas de Naschy-director. Se trata de una complicada (pero no tanto) intriga internacional en la que se ven envueltos dos asesinos a sueldo que trabajan para bandos contrarios y que, como es previsible, se enfrentarán en un duelo final. El enredo tiene lugar en diferentes lugares del planeta, desde El Cairo hasta Nueva York, pasando por Madrid.

José Bódalo y Mirta Miller

No es una historia nueva, pues un cine parecido habían hecho anteriormente realizadores como Antonio Isasi o José Antonio de la Loma. Pero sí que es cierto que a mediados de los años ochenta la realización de una película así era algo casi suicida. En efecto, Naschy era un kamikaze.

Paul Naschy, versión 1

El de rojiblanco es Sergio Molina, hijo del actor

Lastimosamente, la película no pasa de ser un muestrario de insensateces mayúsculas, y además, muy mal contadas. Prácticamente todo el metraje se distribuye de este modo: Naschy, el kamikaze, asesina a un capo de la competencia, mientras que Manuel Tejada, el otro liquidador, hace lo propio. Después los jefazos de la banda se reúnen y hablan de lo necesario que es eliminar al kamikaze. Luego, nuevos asesinatos y nueva reunión. Y así, varias veces. Demasiadas.

Julia Saly, siempre recordada

A lo largo de su dilatada carrera Naschy podía tener buenas ideas, pero reunirlas todas en un guión es bastante complicado y esta cinta es un buen ejemplo de ello. Las situaciones son irreales y los diálogos… los diálogos merecen un capítulo aparte.

Paul Naschy, versión 2

El hecho de que las actuaciones sean, en general, tan flojas se debe a la artificialidad de los diálogos. Que Irán Eory, después de hacer el amor con Manuel Tejada, le diga: “Cuando nacen seres como nosotros, algo muy extraño y perverso tiene que ocurrir en el vientre de la madre”, sin sonrojarse de vergüenza, es todo un logro. Si incluso a José Bódalo, el actor más destacable del reparto, se le nota cierto nerviosismo a la hora de soltar esas parrafadas surrealistas que el Naschy-guionista le obliga a decir.

Irán Eory y Manuel Tejada

Por otra parte, los personajes no tienen ningún relieve. Únicamente se intenta hacer un estudio de la personalidad del Naschy-actor, pero casi resulta peor el remedio que la enfermedad. El adentrarse en terrenos psicoanalíticos para hacernos comprender que él es un asesino por culpa de las ideas nazis que su padre le inculcó de pequeño es más risible que otra cosa. Y si a eso añadimos su omnipresente narcisismo, que se puede advertir en los primeros minutos en la descripción que de él hace uno de los mafiosos. Además de asesino infalible y mago del disfraz (impagable verlo travestido de ancianita) es pintor (para ello se pone la gorra de pintar) y tiene un éxito incontestable con las féminas, pues mantiene relaciones con Julia Saly y con la jovencita Leticia Marfil, además de con una muy bien formada prostituta.

Manuel Tejada y el inimitable Pierrot, fallecido este año

Manuel Tejada le dice al kamikaze que tiene cierto sentido del humor. No es cierto. Naschy se toma demasiado en serio, no hay ninguna ironía en esta película. Y eso que hay elementos suficientes para ello, pues casi se podría construir una comedia con el argumento.

Paul Naschy y Leticia Marfil

Mirta Miller y Margarita Ferrer

La puesta en escena también es bastante vulgar. ¿Cómo es posible rodar durante tres semanas en Egipto para que después aparezcan únicamente un par de postales? Muchos interiores sí que hay y los pocos exteriores que encontramos son de lo más anodino: un campo de golf, caminos de cabras…

Paul Naschy, versión 3

Por destacar algo, podríamos hacerlo con la violencia de un par de secuencias, sobre todo una que tiene lugar en una piscina llena de chicas en topless y chicos musculados (entre ellos Steve Shabaneh, Mister Mundo por aquel entonces) y que acaba en un baño de sangre con cuerpos despedezados volando por el aire.

Lone Fleming y Julia Saly

En definitiva, una de las peores realizaciones de su creador, cuya pobre taquilla supuso otro lastre para Acónito Films, la productora de Naschy y Julia Saly.

¿Sabías que…?

El equipo de rodaje pisó los calabozos de El Cairo por no tener los permisos en regla.


Paul Naschy, versión 4 (lo mejor para el final)

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Las alegres vampiras de Vögel (Julio Pérez Tabernero, 1973)

Con Ágata Lys, Germán Cobos, María José Cantudo, José María Tasso, Paula Pattier, Liza S. León, María Vidal, Débora Rey, Mary Cruz, Sara Mora, Elke Jhonsen, María Pinar, Juan Taberner, J. Alonso Vaz, Gilberto Moreno, Rafael Conesa, Antonio Almorós, Luis Alonso, Antonio Orengo, Antonio Ramis, I. Beltrán de Lys, Carlos Enrile, Julio Pérez Tabernero y el Marqués de Toro (Juan Antonio Patiño y López de Ayala).

Nos encontramos en la aldea de Vögel, en Transilvania. Una voz en off nos explica que el conde Erik Draculter siembra el pánico entre los lugareños, pues es un vampiro y se alimenta de la sangre de las jóvenes aldeanas. Pero llega un momento en que los campesinos se exasperan y deciden dar muerte al terrible conde.

María José Cantudo y José María Tasso

Con la muerte del conde, a los siete minutos de película, comienzan los títulos de crédito. Y después de ellos, lo que parecía ser una película de terror al uso se transfigura en una comedia de trazos pero que muy gruesos en solo unos segundos, los que basta para que veamos como un vampiro intenta salir de su ataúd y se aplasta los dedos de la mano con la tapa. Se trata de Otto, fiel sirviente del conde, al que ayuda a reencarnarse. Estamos ya en el siglo XX y el conde ordena a Otto y a su propia sobrina, también vampira, que le busquen jóvenes atractivas a las que poder succionar la sangre. La ocasión se les presenta bajo la forma de una compañía de variedades a la que se le avería el autobús.

El Marqués de Toro, María José Cantudo y José María Tasso

Estamos en las postrimerías del franquismo y el cine de terror se ha hecho un hueco importante en la producción de nuestro país. Además, el erotismo comienza a inundar las pantallas, pero dentro de un orden. Es por ello que esta película combina ambas tendencias pero sin cargar las tintas en cuanto a sangre y carne. Así, la primera únicamente la vemos alrededor de los afilados colmillos de los vampíricos protagonistas, mientras que la segunda se entrevé entre abundancia de ropa interior y negligés.

José María Tasso, María Vidal, Sara Mora y Elke Jhonsen

José María Tasso y Paula Pettier

El guión auna a vampiros con licántropos y muertos vivientes, todo ello en un escenario tan sugerente como el madrileño castillo de San Martín de Valdeiglesias, además muy bien fotografiado por Emilio Foriscot. Lamentablemente, el humor que destila la cinta es de una chabacanería rallana en la grosería. Ejemplos de ello los encontramos en la figura del conde, que tararea el “Yo soy aquel” de Raphael, o que alegremente suelta un “Sois más grandes que el Cordobés”. También se oye de los labios de Otto una perla como “Yo solo bebo sangría”. No demasiada sofisticación, como se puede advertir. Con todo, encontramos momentos en los que el cúmulo de absurdos les confiere cierta gracia, como cuando el conde se presenta ante sus invitados y todos aplauden su teatral aparición.

Germán Cobos y Ágata Lys

El conde Erik está sorprendentemente interpretado por el entonces Marqués de Toro, personaje totalmente ajeno a la farándula hasta ese momento y del que nada se ha vuelto a saber. Curiosamente, su esposa falleció ese mismo año, por lo que todavía se hace más difícil comprender las razones de ese debut.

Elke Jhonsen, el Marqués de Toro, Ágata Lys y María Vidal

Los colaboradores del conde están interpretados por el veterano José María Tasso y por una guapísima María José Cantudo, que se marca un descabellado baile andaluz encima de una mesa. Entre el resto del reparto encontramos a Ágata Lys, que se pasa más de la mitad del metraje en sujetador; a un comprensiblemente desganado Germán Cobos o a Sara Mora, una de las musas del destape, en su primera aparición cinematográfica.

Ágata Lys y el Marqués de Toro

María Pinar y José María Tasso

Segunda película de su realizador, tras “Sexy cat”. Además, se guarda un pequeño pero significativo cameo.

Ágata Lys, Germán Cobos y Julio Pérez Tabernero


Fue producido por José María Elorrieta y contaba con música de Alfonso Santisteban.

¿Sabías que…?

El título de rodaje era “Esos crueles y sanguinarios vampiros”.

Su estreno nacional tuvo lugar en la ciudad de Vitoria.

Paula Pattier, que fue portada de Interviú en varias ocasiones, era la novia del director.

Impresionante María José Cantudo

miércoles, 14 de septiembre de 2011

I due crociati (Giuseppe Orlandini, 1968)


Con Franco Franchi, Ciccio Ingrassia, Janet Agren, Fiorenzo Fiorentini, Umberto D'Orsi, Ignazio Leone, Marco Tulli, Nino Fuscagni, Gastone Pescucci, Enzo Andronico, Fabio Testi, Antonietta Fiorito, Pietro Ceccarelli, Furio Meniconi, Loris Gizzi, Franco Borelli, Veriano Ginesi (n.a.) y Alba Maiolini (n.a.).



Estamos en tiempos de cruzadas. A la muerte del Vizconde de Braghelunge, su hijo contrata a un militar para que le ayude con su ejército a recolectar los impuestos a sus súbditos. La cosa no puede ir peor, ya que el ejército del militar (un cabo) se compone de una persona, el pueblo se constituye en república y expulsa al vizconde. Este y su reducido séquito acaban luchando en las cruzadas contra el temible Saladino, habiendo pasado antes mil penalidades, entre las que destaca ser vendidos como esclavos.


Franco Franchi y Furio Meniconi


Una de las muchas películas que se produjeron en los años sesenta a mayor gloria de la pretendida comicidad de la pareja formada por los actores Franco Franchi y Ciccio Ingrassia, y no de las más notables.


Janet Agren


El humor está basado más en los diálogos que en el aspecto visual. De hecho, cuando se hace incapié en este último matiz, es cuando más flojea la cinta. Así pues, su columna vertebral se fundamenta en las absurdas conversaciones que platican los personajes. Contamos con un elevado número de juegos de palabras, algunos bastante facilones (hay un personaje tartamudo que provoca muchos equívocos) y otros más resultones. Especialmente guasona es la escena en la que nuestros protagonistas le sueltan un mensaje en clave a la persona a la que no debían (“Omunculo, animale, stupido, idiota”) y cómo intentan arreglarlo cuando han de decirlo ante el sujeto indicado.


Ciccio Ingrassia y Franco Franchi


También se juega la baza del anacronismo. Entre las descabelladas escenas, cabe mencionar aquella en la que los cruzados utilizan cerdos metálicos flotantes (?) o la desatinada batalla final entre el ejército cristiano y el de Saladino, que se salda con la victoria del primero a golpes de salami y demás chacinería.


Marco Tulli, Franco Franchi y Ciccio Ingrassia


Es evidente que si no se comulga con ese particular humor gesticulante de Franchi e Ingrassia, que suele resultar indigesto a mucha gente, la película no tiene el mayor interés, pero tiene ciertos momentos graciosos que la salvan del olvido.


Umberto D'Orsi, Janet Agren y Marco Tulli


Umberto D’Orsi está fantástico en su papel de generalísimo cristiano. Su valerosa hija, cuyos planes para derrotar a Saladino casi se van al traste por culpa de los dos patanes, está interpretada por la deliciosa Janet Agren (aquí acreditada como Janet Ahgren), en su primera aventura cinematográfica. También podemos ver a un jovencísimo Fabio Testi.


Janet Agren y Nino Fuscagni


La realización del anodino Orlandini es bastante tosca y durante gran parte del metraje tienes la sensación de que la cámara no está donde debería estar.


¿Sabías que…?


La escena final es una parodia de la ya involuntariamente paródica “El valle de las espadas” (Javier Setó, 1963).


En el guión participó Lucio Fulci.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Reponiendo vídeos

Poco a poco iré reponiendo vídeos que, gracias a algún gracioso, ya no están disponibles al eliminar youtube mi cuenta.
De momento, ya están de nuevo disponibles los vídeos de las siguientes entradas:

El asesino está al teléfono (Alberto de Martino, 1972)

Escenas memorables del cinema bis (IV)

Solo es un sueño: Onirismos (II)

Adiós, Fernando

miércoles, 23 de febrero de 2011

Cita con la muerte alegre

Betty Garrett

Una de las protagonistas femeninas de la inolvidable “Un día en Nueva York” (Stanley Donen y Gene Kelly, 1949). La prometedora carrera de esta actriz, cantante y bailarina nacida en 1919, se vio interrumpida cuando su nombre, junto con el de su marido, el también actor Larry Parks, entró en la vergonzante lista negra de Joseph McCarthy, por su pertenencia al Partido Comunista. Aparte de “Mi hermana Elena” (Richard Quine, 1955) y “The shadow on the window” (William Asher, 1957), el resto de su filmografía tuvo lugar en la televisión. A finales de la década pasada participó en dos minúsculas películas de terror.

Kenneth Mars

Actor nacido en Chicago en 1935 y famoso principalmente por sus papeles para Mel Brooks. Fue el nazi Franz Liebkind en “Los productores” (1968) y el inspector Kemp en “El jovencito Frankenstein” (1974). Entre su vasta carrera sobresalen sus apariciones en “Locos de abril” (Stuart Rosenberg, 1969), “La noche se mueve” (Arthur Penn, 1975), “Fletch, el camaleón” (Michael Ritchie, 1985) o “Ilegalmente tuya” (Peter Bogdanovich, 1988). También fue muy activo en televisión y su voz se puede oír en infinidad de películas animadas.

T.P. McKenna

Otro prolífico actor de carácter, nacido en Irlanda en 1929. Thomas Patrick McKenna trabajó tanto para teatro como para cine y televisión. Lo vimos en “El soñador rebelde” (Jack Cardiff, 1965), “Ulysses” (Joseph Strick, 1967), “Perros de paja” (Sam Peckinpah, 1971) –quizá su interpretación más recordada-, “El doctor y los diablos” (Freddie Francis, 1985) y “Valmont” (Milos Forman, 1989), entre otras.





David F. Friedman

El célebre productor al que, con la colaboración de Herschell Gordon Lewis, se debe el nacimiento del subgénero gore, con películas como “Blood feast” (1963), “2,000 maniacs” (1964) o “Color me blood red” (1965). Una vez rota su relación con Lewis, siguió produciendo delicatessen del tenor de “She freak” (Byron Mabe, 1967), “The acid eaters” (Byron Mabe, 1968), “The adult version of Jekyll & Hyde” (Lee Raymond, 1972) o “La loba de las SS” (Don Edmonds, 1975).





Dorian Gray

Nacida Maria Luisa Mangini, esta bella actriz italiana adoptó tan wildeano seudónimo sin saber que el personaje era masculino. Después de varios años en las tablas, debuta en el cine a principios de la década de los cincuenta. Trabaja para Federico Fellini en “Las noches de Cabiria” (1957) y para Michelangelo Antonioni en “El grito” (1957). También fue la mala mujer de “Totò, Peppino e… la malafemmina” (Camillo Mastrocinque, 1956), con la que obtuvo un gran éxito. Ganó un Nastro d’Argento por “Mogli pericolose” (Luigi Comencini, 1958). Una vez quedó embarazada, se retiró del cine. Desgraciadamente, la actriz se ha suicidado de un tiro.

Florinda Chico

Nos ha dejado también la tercera chacha del cine español, tras Rafaela Aparicio y Gracita Morales. Actriz extremeña nacida en 1926, ya en los años cuarenta actuaba para diferentes compañías teatrales. Debutó en el cine con “Pasaporte para un ángel” (Javier Setó, 1953). Con todo, no es hasta los sesenta que su nombre se hace popular para el público, con comedias como “Las amigas” (Pedro Lazaga, 1969), “El calzonazos” (Mariano Ozores, 1974), “El señor está servido” (Sinesio Isla, 1976), “El currante” (Mariano Ozores, 1983) y muchas otras. También encarnó otros registros en “Cria cuervos” (Carlos Saura, 1976), “Gusanos de seda” (Francisco Rodríguez, 1977) y “Miedo a salir de noche” (Eloy de la Iglesia, 1980), entre otras.

domingo, 20 de febrero de 2011

Rossana di Rocco responde al doctor

Hace unos días poníamos unas bellas imágenes de Rossana di Rocco, que interpretó a un ángel por dos ocasiones en sendas películas de Pasolini.
El doctor Hichcock ha logrado ponerse en contacto con la señora di Rocco, que ha sido muy gentil al responder a un breve cuestionario sobre sus vivencias cinematográficas.
Gracias de nuevo, Rossana.

Dos imágenes de su primera aparición en el cine: "Mare matto" (1963).

¿Cómo entró en el mundo del cine?

Entré en el mundo del cine por casualidad, como ocurría siempre con Pasolini.
Pasolini había venido a dar un paseo cerca de mi casa. Yo vivía en una casa un poco "fuera de la ciudad", cerca del Eur (donde vivía él), y, junto con mis compañeros, lo reconocimos y fuimos todos juntos a saludarlo. Yo estaba muy mal vestida, tal vez ni siquiera me había lavado esa mañana, y él me vio y me preguntó si me gustaría hacer cine. "Nunca lo había pensado", le respondí.

Unos días más tarde volvió con otras personas, eran los operadores con una cámara, y me hicieron una especie de prueba, allí en el campo, enfrente de mi casa.

En realidad, me había contratado para Renato Castellani, para su película "Mare matto" (1), rodada en Messina, la primera cosa que hice en el cine. Después vinieron las demás: "La ricotta" (2), "El Evengelio según San Mateo", "Pajaritos y pajarracos", "Le soldatesse" y "La Biblia".

¿Por qué abandonó el cine tan pronto?

Dejé de hacer películas porque eran los años sesenta, estaba el boom económico y era necesario que me quitara la ropa, y yo no tenía demasiado interés, no tenía un gran físico, como hubiese querido. Además no tenía demasiado apoyo por parte de mi familia y nunca había pensado en el cine como mi futuro; tendría que haber estudiado, y eso no lo había pensado.

Ahora me gustaría volver, claro que me gustaría volver. He de contactar con Gianni di Gregorio a ver si necesita de una persona como yo.

¿Qué recuerdos guarda de Pier Paolo Pasolini?

Cuando pienso en Pasolini, pienso en una persona dulcísima, una persona que te hacía estar siempre a gusto, afable y cortés, con su voz y sus gestos, un gran comunicador. A menudo iba a su casa, pues conocía a su madre y a su prima. Un hombre de gran cultura y gran carisma.

(1) Titulada en España "Pensión a la italiana".
(2) Episodio dirigido por Pasolini del filme colectivo "Ro.Go.Pa.G".

domingo, 6 de febrero de 2011

Esta semana nos han dejado...

Michael Tolan

Veterano actor norteamericano de cine, teatro y televisión. Debutó en la pantalla grande en 1951 con “Sin conciencia”, dirigida por Bretaigne Windust y protagonizada por Humphrey Bogart. Otras películas suyas son “La hora de las pistolas” (John Sturges, 1967), “Empieza el espectáculo” (Bob Fosse, 1979), “Presunto inocente” (Alan J. Pakula, 1990) o “Seduciendo a un extraño” (James Foley, 2007). Era muy corriente verlo interpretar a médicos. Estuvo casado con la actriz Rosemary Forsyth.





Charles E. Sellier Jr.

Productor, escritor y realizador norteamericano, candidato en 1980 al premio Emmy. La temática de sus producciones, casi siempre televisivas, gira en torno a lo desconocido/conspiranoico. A su haber tiene títulos como “The Bermuda triangle” (Richard Friedenberg, 1979), “In search of historic Jesús” (Henning Schellerup, 1979) o “Hangar 18” (James L. Conway, 1980). También produjo la famosa serie “Grizzly Adams”. Los aficionados al cine terrorífico lo recordarán como el director de “Noche de paz, noche de muerte” (1984).




Maria Schneider

Actriz parisina cuya carrera se vio inevitablemente supeditada a su mítico papel de Jeanne en “El último tango en París” (Bernardo Bertolucci, 1972). Tal fue el éxito de dicha película que una posterior, “Cari genitori” (1973), dirigida por Enrico Maria Salerno, se tituló en nuestro país “El último adiós en Londres”. Después trabajó a las órdenes de Michelangelo Antonioni en “El reportero” (1975) y prácticamente desapareció del mapa. Siguió interviniendo en películas de escaso éxito y, pese a haber trabajado con autores como Jacques Rivette, René Clement, Luigi Comencini o Marco Bellocchio, siempre será recordada por su papel en la película de Bertolucci, a quien, paradójicamente, nunca perdonó que la manipulase para conseguir de ella lo mejor de sí misma.


Lena Nyman

También ha fallecido la inolvidable Lena del controvertido díptico “Soy curiosa – Amarillo” (1967) y “Soy curiosa – Azul” (1968), dirigidas por Vilgot Sjöman. Esta actriz sueca también participó en “El padre” (Alf Sjöberg, 1969) y en “Sonata de otoño” (Ingmar Bergman, 1978), entre otras. También era poseedora de una importante carrera teatral.



Tura Satana

Otra actriz de culto, la sensacional Varla de "Faster pussycat! Kill! Kill!" (Russ Meyer, 1965). Esta actriz norteamericana nacida en Japón debutó a las órdenes de Billy Wilder en "Irma la dulce" (1963), pero fue con la cinta de Meyer con la que entró en la mitomanía del cine. Por desgracia, pocas ocasiones más tuvimos para verla en la gran pantalla, con "The astro-zombies" (Ted V. Mikels, 1968), como su segunda mejor aparición. Su difícil vida bien podría ser merecedora de un biopic.